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EL MISTICISMO Y LA REIVINDICACIÓN SOCIAL DE LA MUJER EN EL POEMARIO “LAYQA, NATIVA DE LA OSCURIDAD” DE KARURAQMI PURIRINAY

Por Patricia Tauma Romero

El poeta es el orfebre de la palabra, que ha decidido escribir poesía según su propia identidad; asume su vocación literaria como parte de su proyecto de vida, por esa pasión de expresar -de forma lírica- sus pensamientos, sus sentimientos, sus protestas y la reivindicación de su entorno. La poesía escrita por mujeres en Junín es una poesía que ha ido evolucionando a través del tiempo; sin embargo, aún en nuestra región no hay Políticas Culturales definidas y vigentes que apoyen la producción literaria como parte de un legado cultural y de la memoria colectiva. Los trabajos iniciales de las autoridades pertinentes, si bien es cierto hay propuestas, requieren una mayor difusión, una mayor convocatoria y apertura. Debo destacar el valioso trabajo poético de mujeres como: María Pilar Laña, Rosen Iñigo, Carolina Ocampo, Flor de María Ayala, Lucía Ocampo, María Teresa Zúñiga, Raquel Prialé, Zoila González, Isabel Gutarra, Antonio Gutarra, Ethel Barja, Vilma Galván, entre otras.

La traducción en español de las palabras en quechua «Karuraqmi Purininay» equivale a “tenemos un largo camino por recorrer”; sin duda, esas palabras son simbólicas, significativas y proféticas. El proyecto literario «Layqa, nativa de la oscuridad» es un buen inicio oficial de un largo trayecto por la senda del apreciado arte de las letras en nuestra ciudad incontrastable. Según la socióloga y escritora Carolina Fernández, estamos viviendo una época notable, a partir de los noventa sale un grupo de hijas de las migrantes que van a escribir y en estas últimas décadas su trabajo es muy intenso porque se está reaperturando las lenguas originarias, se está escribiendo en quechua y en aymara. Antes teníamos en la visión de Gamaliel Churata y el mismo Arguedas que hizo posible la reivindicación del quechua. Uno de los primeros pasos es aprender a escucharnos, eso implica aceptar las diferencias y no marginar la desigualdad, no se plantea una competencia entre las personas que escriben, como algunos erróneamente lo creen, sino por el contrario, el echo de empezar a escribir textos literarios es un reto que surge en uno mismo, siendo muy autocríticos con nuestros escritos a medida que leemos e investigamos más. Es necesario un apoyo sostenido a los jóvenes que empiezan a escribir a través de los espacios que puedan generarse como los talleres de escritura y formación literaria, en especial el aliento a las mujeres que por miedo a la crítica mordaz y machista dejan de escribir. No olvidemos que la estética, dentro de un trabajo poético, no se logra de inmediato, requiere mucha dedicación y continuidad.

El poemario de Karuraqmi está dividido en cuatro partes: “Minúsculo dios”, “Nativa de la oscuridad”, “Kuyakay” y “Tentación de existir”; cada título nos orienta sobre el contenido de los poemas seleccionados qué oscilan entre versos y prosa poética, cada verso transita en una atmósfera peculiar entre imágenes retóricas que evoca, sugiere y seducen a través de la palabra y hasta desafían al lector. He seleccionado dos poemas para analizar la propuesta literaria que nos ofrece en calidad ni en su primer trabajo y le pedimos que no sea el único sino que continúe hasta que pueda consolidar su propia voz y estilo como una referente dentro de la literatura de junin.

En el poema «Layqa» el yo poético reconoce su fortaleza:

«Nací bruja,
reconocí mi reflejo negro
en una gota de lluvia
y desde entonces lo supe…  
A los tres años
me descubrí hechicera.»

Asimismo, se evidencia en la reivindicación de una mujer que intenta emanciparse. en una sociedad patriarcal cito

Me acusan de terrorismo
por quemar un bosque de hombres,
por invadir de insomnios las pupilas de los niños sin madre,
por robarle la piel a las azucenas,
por hacer parir duendes a los árboles,
por dejar caer del tiempo a los ancianos […]

La sensibilidad no se manifiesta como debilidad sino como una energía que a través de la intuición es un guía en un horizonte. El yo poético no rehuye de sus responsabilidades, sino reconoce sus actos dentro de la libertad sin una qué tal que la acartone.

por multiplicar mi imagen en los espejos,
por santificar la parte oscura e inverosímil de mi ser,
por degustar la tristeza y el hastío,
por mi mirada pérfida,
por mi posesión vil sin santuario,
por fermentar en alcohol el rostro del poema.

Sí,
por todo eso
soy culpable.

El siguiente poema seleccionado es «Taita»:

Mi tayta me enseñó a amar la tierra, a memorizar el olor de la ruda, a conversar con los Apus, a temer al agua estancada de los puquios y a escribir cuentos sobre la grama.

Dentro de la cosmovisión andina las enseñanzas ancestrales se transmiten de generación en generación, el conocimiento es poder y la naturaleza ofrece una gama de posibilidades de sabiduría a quien sepa interpretar sus signos, es así que los ancianos son una muestra de de sabiduría que son muy valorados dentro de nuestro contexto andino:

Aprendí a recorrer los andes en soledad, buscando mitos posibles, de pueblo en pueblo, rezando a las piedras, al cielo, a la tierra.

El tiempo pasa y la c. sustancias jamás regresan de la misma forma es así que se muestra en los siguientes versos

-Nunca es la misma flama la que nace en una vela.

Evocar el pasado, la niñez y el paisaje andino produce nostalgia sobre todo cuando se emigra a las fauces de la ciudad de cemento que era la melancolía esa mayoría también que te recuerda esa época, donde se convivió con la naturaleza como un bálsamo que forjó una propia identidad que se resiste a seguir los patrones establecidos:

Aún reconozco la voz de mi tayta en el sonido que provoca el aire con las hojas, cuando escucho los harawis de mi pueblo, conmovido retorno sin querer a mi solitaria infancia. Me queda este sagrado paisaje que alguna vez me salvó de la demencia y de este andar ajado. Y la única herencia que me dejó mi padre es este linaje pueblerino con flores tiernas que me crecen en la sangre.

Pronto mi memoria será de esta tierra fértil y bendita. Poco a poco perderé de vista al cielo…

Y seré uno con la tierra,
mi tierra,
esa tierra de la que pocos ojos logran tener conciencia.

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